Mi vida siempre ha sido fácil. Ya se encargaron mis padres de quitarse salud y años de vida para que a sus cuatro hijos/as no les faltara de nada. Pero en una familia obrera y numerosa te acostumbras desde la cuna a tener los caprichos justos. Si trabajabas muchas horas o sacabas buenas notas sabías que no te esperaba una bici, una moto o unas vacaciones sino un “éso es lo que hay que hacer”. Te acostumbras a trabajar, esforzarte y ayudar a los demás porque sí, sin esperar nada a cambio. Sin duda uno de los valores más importantes que haya podido heredar. Quizá por eso nunca espero ni deseo los agradecimientos. Confieso que estos días están siendo muy emocionantes y no puedo expresar lo que me hacéis sentir. Sólo espero devolveos con hechos una parte de la confianza depositada en nosotros/as.
Os dejo con una dedicatoria en forma de poesía, como a él le gusta, de mi amigo Eladio Méndez, poeta del Pueblo, como me gusta llamarle.
Sólo puedo decir GRACIAS.
Gracias, Eladio.
Anuncios